Habitualmente se realizará mediante sonda transvaginal.

La ecografía transvaginal permite diagnosticar el embarazo a partir de la quinta semana y aporta información esencial en algunos casos, sobre todo cuando exista sangrado o dolor intenso, ya que permite localizar el lugar donde se ha implantado el saco gestacional y descartar embarazos extrauterinos o abortos cuando se presentan los síntomas citados. Es probable que en estos casos el diagnóstico de certeza en cuanto a la localización y viabilidad del embarazo no se pueda realizar en una sola visita, y que sea necesario un seguimiento con controles ecográficos y analíticos durante 7 ó 10 días hasta poderlo comprobar.

Los objetivos de esta exploración son varios:

Tiempo de la gestación. No siempre el tiempo teórico de embarazo coincide con el estimado por la fecha de última regla. La medida del saco gestacional o del embrión  permite estimar este tiempo con un margen de error de pocos días.

Vitalidad embrionaria. Comprobar que el embrión o embriones están vivos y siguen un desarrollo adecuado.

Determinar el número de embriones y, en caso de gestación múltiple, saber si comparten la placenta así como el número de bolsas de líquido amniótico, hecho que tiene gran trascendencia en el desarrollo del embarazo.

Descartar anomalías del aparato genital materno. Se explora el útero y los ovarios maternos para descartar patologías (miomas, tumores...).